Hacerse viejo

Resumen:

El tiempo vuela y yo me siento cada vez más viejo.

TRANSCRIPCIÓN

¡Hola chicos! ¿Qué tal, qué tal, qué tal? ¿Cómo estáis, cómo estáis? ¡Bienvenidos, bienvenidos y bienvenidas! A un nuevo episodio de este podcast: “Español con Juan.” Un podcast en español para aprender español.

¡Hola! ¿Qué tal? Para aprender español con Juan ¿Quién es Juan? Yo, yo soy Juan. Yo soy, yo soy el mejor, el mejor profesor de español que puedes encontrar en Internet ¿Vale? El mejor. Y quizás, bueno no sé, quizás no el mejor pero el más simpático, el que tiene los ojos más bonitos, el que tiene la voz susurrante. Juan, el profesor Juan, el más guapo de Internet.

¿Qué tal? ¿Cómo estáis? ¿Cómo va la semana? Quizás, quizás Juan, quizás yo no sea, quizás yo no sea, quizás, quizás, quizás yo no sea el mejor profesor de español del mundo. Quizás ni siquiera yo sea el mejor profesor de Internet pero yo de eso estoy seguro, porque me lo habéis dicho todos y todas; oh bueno, casi todos y casi todas me lo habéis dicho, me lo habéis repetido muchas veces que soy muy guapo, que soy el más guapo y yo me lo he creído, yo me lo he creído. He creído en vosotros porque yo confío en vosotros y en vosotras, sobre todo en vosotras.

Y chicas, chicos, muchísimas gracias, muchísimas gracias. Sí señor, sí señor, soy guapo y esto es un podcast, esto es un podcast en español para aprender español con el profesor más guapo.

Si tú tienes un nivel intermedio de español, te estarás preguntando ¿Quién es este loco? ¿Quién es este tipo tan loco que hace un podcast aquí? ¿Por qué habla de estos temas? A mí no me interesan estos temas. Yo quiero aprender español. Bueno chico, chica no te preocupes, no te preocupes que enseguida, enseguida me centro.

¿Qué tal, qué tal? ¿Cómo va la semana? Yo estoy, yo estoy muy bien. Estoy muy bien. Esta semana he tenido muchísimo trabajo, muchísimo trabajo porque yo a ver, yo a ver. Yo hago videos, hago podcast, escribo libro pero además, además tengo mi trabajo en la universidad.

Chicos, mi trabajo en la universidad es muy difícil, es muy, es muy, es muy difícil ¿Por qué? ¿Por qué es tan difícil? Pues porque yo, yo doy clases de español claro, no enseño física ni matemática, ni historia; yo doy clases de español. Soy un modestísimo, un modestísimo profesor de español. Simpático ¿Vale? Simpático, sí, simpático. Guapo y bueno moderno pero, un modesto, un modesto profesor de español.

Pero mi trabajo es muy difícil, es muy difícil chicos, la gente no lo entiende, la gente no lo entiende. La gente me dice: “¿Pero cómo va a ser difícil tu trabajo, hombre? ¿Pero cómo va a ser difícil si tienes un trabajo maravilloso donde tienes tantas vacaciones? Hablas español perfectamente, llegas a clases y dices: Chicos, chicas ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Cuántos años tienes? Y ya está, ya está.” Pues no chicos, no es así, no es tan fácil. No, no, no, no. No es tan fácil para nada, para nada, para nada. No es tan fácil.

No es tan fácil ¿Por qué? Pues porque yo doy clases, yo doy clases a chicos y chicas que no están motivados para aprender español. Claro esto para vosotros que estáis aquí pensáis: “Pero hombre la gente va a clases porque quiere aprender español.” Bueno, bueno no siempre ¿Eh? No siempre. Hay casos diferentes, hay situaciones diferentes.

Hay situaciones donde la gente va a clases de español pero porque tienen que ir, porque le han dicho que tiene que ir, porque están un poco obligados y claro entonces, así no se puede, así no se puede hacer bien una clase de español sinceramente.

Es muy difícil, es muy difícil. Muy difícil porque entonces si los estudiantes no están motivados, mi trabajo es mucho más duro, es más difícil porque yo, si tú no quieres aprender español, si tú no estás interesado en aprender español oye, sinceramente mi trabajo es imposible. Imposible. Quizás no imposible, quizás no imposible pero es muy, es muy difícil, es muy difícil claro, yo necesito estudiantes motivados como vosotros, como vosotros. Vosotros estáis motivadísimos.

Me seguís en Facebook, en YouTube: “Juan, Juan fantástico.” Los libros, los leéis los libros, me dais consejos, me hacéis preguntas de gramática. “¿Pero cómo se dice si es tengo o tenga?” Y todo esto. Eso motiva, eso motiva y: “Gracias Juan. Ah muy bien, qué buen video o tal.” Sí, pero vamos, vamos. Si no fuera así, si no fuera así no trabajaría en Internet, la verdad.

Si fuera, si mi trabajo en Internet fuera igual que en la vida real pues no trabajaría sinceramente porque en fin, yo quiero estar con gente motivada ¿No? Y el problema es que en la vida real los estudiantes, bueno yo lo sabéis; muchos sois profesores. Muchos sois profesores y es muy difícil motivar a alguien que no quiere, que no quiere aprender un idioma.

Yo lo entiendo ¿Eh? Yo lo entiendo, yo lo entiendo. Es que lo que pasa es que no sé, la vida es así, a veces tenemos que hacer cosas que no queremos hacer o que no nos gusta o que, bueno… Lo que pasa es que muchos estudiantes quieren realmente estudiar español pero digamos que no tienen tiempo y tienen otras prioridades ¿No? Están estudiando otras cosas que son más importantes, claro. Están estudiando medicina o están estudiando física, o están estudiando arquitectura y claro, entonces el español es bueno, un hobbies, algo que les gusta pero realmente su tiempo, la mayor parte de su tiempo lo tienen que dedicar a sus estudios ¿No?

Total, total que para mí es difícil estar en clases con estudiantes no motivados pero me gusta estar con gente joven ¿Eh? Eso sí me gusta, me gusta mucho estar con gente joven porque yo no tengo hijos ¿Vale? Yo no tengo hijos y si no tuviera la posibilidad de estar con gente joven todos los días, gente de 18-19-20 años pues creo que me sentiría más viejo. Creo que me sentiría más viejo, me sentiría más desconectado, me sentiría más apartado de la sociedad ¿No?

Porque no sé, la gente joven, la gente joven te da ¿Qué te da? La gente joven te da alegría, por ejemplo, la gente joven te da alegría, la gente joven te da energía porque los jóvenes son, tienen energía, tienen alegría, tienen ganas de vivir, tienen ganas de hacer cosas. No tienen ganas, no tienen muchas ganas de aprender español pero tienen ganas, tienen ganas de hacer otras cosas. Tienen ganas de viajar, tienen sueños, tienen sueños, tienen bueno, en mi clase tienen sueño también.

Esto es un juego tonto de palabras ¿No? En mi clase tiene sueño y sueños, pero tienen sueños, tienen sueños. Quieren conocer el mundo, quieren aprender idiomas, quieren hacer cosas importantes con sus vidas ¿No? Y claro, eso es muy bonito. Estar rodeado de esa gente así te da energía ¿Vale? Te da energía, te inspira.

Aquí en Facebook también, yo leyendo vuestros post, las cosas que hacéis ¿No? Leyendo los artículos que publicáis en el grupo de Facebook, por ejemplo pues ahí yo tengo inspiración porque muchos viajáis, hacéis cosas maravillosas.

Hacéis deporte, andáis en bicicleta, vais viajáis a no sé, hacéis viajes a España. Hacéis, algunos han ido a hacer ¿Cómo se llama? Bueno a hacer, a bucear sí, a bucear debajo del agua. En fin, a hacer caminatas en la montaña, en fin. Hay gente que toca música, hay gente que monta a caballo, hay gente que, en fin.

Te dan ideas. Eso de estar rodeado de gente activa eso te da muchas ideas, te inspira, te da energía y es lo que me pasa a mí, es lo que me pasa a mí en clase, en la universidad con chicos jóvenes ¿No? Que ellos me transmiten esa energía.

Y además, además me permiten estar al día, ah claro porque los chicos jóvenes tienen, saben mucho por ejemplo de las apps ¿No? Las aplicaciones de los teléfonos, por ejemplo, por ejemplo. Porque me estoy acordando de esta semana ¿No? Algo que me ha pasado en clase que yo quería hacer algo y entonces una chica de la clase me ha dicho: “Pero Juan, si hay una aplicación para hacer eso. Para hacer eso hay una aplicación.” Y luego otra chica me ha dicho: “¡Ah! También hay otra aplicación para esto.”

Entonces me han dicho un montón de cosas que yo no sabía que se pueden hacer con el teléfono, con el teléfono móvil y claro, eso es fantástico porque si yo, si yo no tuviera, imperfecto de subjuntivo, si yo no tuviera ese contacto regular con los estudiantes jóvenes; me perdería una parte muy importante del mundo, de la sociedad ¿No?

Ya, ya, ya me pierdo mucho porque no tengo niños pequeños, no tengo niños pequeños. No tengo hijos, no tengo sobrinos y entonces tengo amigos con niños pequeños y ellos, su visión del mundo es diferente. Están cansados ¿Vale? Están muy cansados porque no duermen, tiene que en fin, correr para recoger al niño de la guardería. En fin, están muy cansados, están muy cansados pero yo les envidio, yo les envidio porque tiene una visión del mundo diferente ¿No?

Ahora estoy claro, conocen todos los programas infantiles de la televisión, por ejemplo que yo no tengo ni idea ¿No? Bueno eso es un, es un ejemplo. Sí, tienen una visión diferente del niño que va creciendo, que empieza a hablar, que empieza a caminar, que reconoce objetos, que reconoce personas, todo eso es maravilloso. Eso es un milagro ¿No? Eso es un milagro y eso a mí me ha faltado en la vida y bueno a mí sí, lo echo de menos ¿Eh? Lo echo de menos. Envidio a las personas que tienen hijos ¿No?

Pero entonces, para mí estar en la universidad es un poco ese contacto, ese contacto regular con la gente joven ¿No? Y eso me encanta, me encanta. Lo que no me gusta es que claro, estos chicos y estas chicas pues están pocos motivados. No todos, hay gente que están realmente motivada, que quiere aprender, que tiene mucha ilusión pero digamos que la mayoría no tanto porque tienen otras muchas preocupaciones y eso, eso en fin, hace difícil dar clase.

Pero además, además yo esta semana, esta semana he estado pensando en otra cosa y es que, no sé. Uno, es verdad que te da energía estar con gente joven pero al mismo tiempo, al mismo tiempo me siento viejo, me siento viejo.

Esta semana me he dado cuenta, me he dado cuenta de un montón de cosas que me pasan, que me suceden ahora que realmente me dan miedo, me está empezando a dar miedo.

Por ejemplo, por ejemplo cuando estoy en la universidad estoy caminando por los pasillos ¿Vale? Por los pasillos de los edificios de la universidad, todos los estudiantes, todos los estudiantes se paran y me dejan pasar a mí primero.

O sea, por ejemplo llegamos a una puerta y entonces llega un estudiante al mismo tiempo y me abre la puerta para que yo pase; siempre. Eso antes no me pasaba. Antes no me pasaba.

Claro, yo me doy cuenta ¿Por qué? Porque me miran, me miran y me ven y dicen: “Joder, este es un viejo, este es un tío viejo. Este debe ser un profesor ya casi, casi para jubilarse con el pelo blanco.” Y me miran con respeto, con admiración, me miran con no sé, sí con miedo, con miedo. “¡Ay! ¿Quién es este? ¿Quién es este?” Entonces me dejan pasar, se ponen nerviosos, me abren las puertas.

En fin, que a mí es más cómodo realmente es más cómodo porque así voy más rápido ¿Vale? Cuando tengo que ir corriendo a hacer una fotocopia, a cuando o cuando tengo que ir corriendo a la cafetería a coger un café me dejan pasar. Incluso yo creo que podría, podría colarme en la cola del bar.

Yo creo que, a veces llego a la cafetería, al bar de la universidad y hay una cola de seis, siete chicos ¿No? Yo creo, nunca lo he hecho pero yo creo que si yo, si yo llegara allí y dijera: “Un café, un café.” Oye, nadie diría nada. Yo creo que me respetarían y diría: “Este profesor, este profesor ya está muy viejo necesita un café para sobrevivir. Que se vaya, que se vaya. Sí, sí, dejémosle, vamos a dejarlo pasar, vamos a dejarlo pasar”.

En fin, que sí que me siento en ese sentido me siento, me siento bastante viejo ¿No? Cuando tengo que caminar por la universidad y veo estas reacciones. Todavía no me ha pasado, todavía no me ha pasado que alguien me haya dejado el asiento en el metro.

Bueno, ahora estoy pensando, bueno una vez sí. Una vez sí, no en Londres, en París recuerdo que me sorprendí mucho porque una chica me dejó el asiento, hace unos años y no sé si fue porque me vio muy viejo. Yo me espero que no, no lo sé, me espero que no pero todavía no me ha pasado que nadie me haya cedido el asiento ¿No? Que alguien se haya levantado para darme el asiento, todavía no me ha pasado pero el día que eso me pase, el día que eso me pase me voy a sentir, va a ser algo traumático, va a ser algo traumático porque yo, yo en mi interior, en mi imaginación, en mi mente yo soy, yo tengo, dentro de mí yo tengo todavía 11 años. No 20 o 18 o 35 no, yo tengo 11 años. Yo soy el mismo que era cuando tenía 11 años.

Dentro de mí soy un niño, soy un niño, un niño grande pero un niño. Dentro de mí soy un niño, yo creo que eso le pasa a todo el mundo o a casi todo el mundo ¿No? Que no sé, yo creo que todos tenemos 11 años, más o menos. Más o menos sí, 11-12 años.

Yo creo que esa edad es clave, siempre tenemos esa edad. Crecemos, no sé, nos casamos, tenemos hijos, estudiamos en la universidad, trabajamos, nos divorciamos, yo qué sé, vamos de fiesta, nos echan del trabajo, nos emborrachamos, vamos a fiestas, de viaje, nos jubilamos, vamos a España a vivir en España porque hace sol, todo eso ¿Vale?

Todo, lo que hacemos, lo que hace la gente normal pues pero en el fondo dentro de uno mismo, dentro de nosotros tenemos 11 años, 11 o 12 más o menos. Estoy seguro, estoy seguro, piénsalo y verás porque cuando yo tenía 11 años yo ya tenía, antes de los 11 eres tan pequeño que realmente no eres consciente de quién eres y de qué haces y de qué es el mundo ¿No? Pero con 11-12 años ya despiertas ¡Pum! Despiertas, ya tienes tu personalidad, ya sabes.

Yo recuerdo que con 11-12 años ya pensaba: “Sí, yo soy así, yo quiero hacer esto. Esto es lo que me gusta, esto es lo que me parece justo, esto no me parece justo. Esto es lo que hay que hacer.” Yo ya tenía un concepto de la vida, de la gente, de qué hay que hacer en el mundo y eso no ha cambiado.

He aprendido cosas obviamente, he aprendido cosas pero fundamentalmente, fundamentalmente eso no ha cambiado. Yo en mi interior sigo teniendo 11 años pero mi cuerpo, lo que ve la gente, la gente no ve un niño de 11 años. No, la gente no ve un niño de 11 años. Por suerte o por desgracia no. No ven un niño de 11 años. Menos mal ¿No? Menos mal ¿No?

No ven un niño de 11 años, ven un viejo de más de 50 años por el amor de Dios, por el amor de Dios y claro, yo eso lo veo. Lo veo, lo veo, lo veo y me da miedo, eso me asusta. Eso es porque veo que la vida se escapa, la vida se escapa. Los días vuelan, las horas, las horas pasan volando.

En fin que hacerse viejo, a veces alguien… He leído esas frases de que la juventud, no importa los años que tengas, lo importante es como tú te sientas dentro ¿No? Ese tipo de frases bonitas de tipo “Mr. Wonderful” ¿No?

Una mierda, una puta mierda. Perdonadme ¿Eh? Perdonadme que use estas palabras pero eso es una puta mierda. Hacerse viejo es una puta mierda, es una mierda, es un coñazo, es un coñazo ¿No? Hacerse viejo es un bueno, vamos a ser más educados: Es una lata. Es una lata.

Hice un podcast sobre esta expresión: Es una lata. Es una lata, es un rollo. Es un rollo, sí, hacerse viejo es un rollo, es un coñazo. Es una puta mierda hacerse viejo ¿No? Ah porque la gente te abre las puertas ¿No? Vale pero aparte, aparte de eso, aparte de que la gente te deja pasar primero cuando llegas a una puerta ¿Cuáles son las ventajas de hacerse viejo? Nada. Se te caen los dientes, tienes arrugas, ligas poco, ligas muy poco, cada vez ligas menos. Claro, ligar ¿Sabéis qué es ligar, no? Conocer a un chico, a una chica para tener relaciones y tal ¿No?

No ligas nada, bueno a veces sí, a veces sí pero ligas muy poco, ligas muy poco porque cómo, no puedes competir, no puedes competir de alguien de 20 o 25 años ¿Vale? No puedes competir, no. Aunque sea idiota, aunque sea muy inmaduro no puedes competir, no puedes competir porque físicamente no, ya no. El cuerpo no da, no da para más ¿No?

Entonces a mí eso de que la juventud está dentro, bueno no sé. La juventud, la juventud pasó y uno se hace viejo aunque no quiera ¿Vale? Aunque no quiera uno se hace viejo. Lo que sí es verdad, lo que sí es verdad es que lo que yo no quiero perder es la ilusión por hacer cosas, eso no lo quiero perder.

Yo me estoy dando cuenta últimamente que estoy empezando a perder un poco la ilusión y eso no me gusta, no me gusta. Estoy, yo he sido siempre una persona con muchas ganas de hacer cosas, con objetivos, con sueños.

Yo quería viajar, yo quería aprender idiomas, quería aprender a hacer muchas cosas, quería no sé, muchas cosas. Quería cambiar mi vida, quería conocer gente diferente, quería conocer otras culturas y ahora poco a poco y esto es triste, esto es triste. Esto es muy triste, poco a poco estoy perdiendo las ganas de hacer cosas nuevas, de viajar, de leer. De leer porque yo siempre he tenido ganas de leer y ahora estoy perdiendo las ganas de leer, las ganas de ver películas nuevas.

Antes yo iba mucho al cine y ahora cada vez voy menos, cada vez me ilusiona menos. Sí, hay una película nueva, bueno vale. O pienso: “El año próximo puedo ir, el año próximo puedo ir de vacaciones a un lugar donde nunca haya estado.” Y antes eso me ilusionaba, ahora… Bueno sí, un poco pero yo noto que cada vez tengo menos ganas de hacer cosas y eso me da miedo, eso me asusta. Eso es triste porque yo creo, eso es la vejez, eso es la vejez ¿Vale?

La vejez es también física ¿No? Que bueno, que pues eso, que tienes más arrugas, que tienes menos fuerza física. En fin, todo tienes más enfermedades, los dientes que se te caen, todo eso. El pelo, bueno que no ves tampoco, tienes que llegar gafas.

En fin, un coñazo, eso es un coñazo pero si por lo menos, si por lo menos tienes la ilusión, tienes la ilusión dentro, tienes ganas de hacer cosas, tienes ganas de viajar, de leer, de yo qué sé, de iniciar nuevos proyectos; aprender japonés, por ejemplo.

Fíjate qué bonito sería, a mí me encantaría aprender japonés porque estuve en Japón y me gustó mucho, me lo pasé muy bien y he pensado: “Oye un día, un día ojalá, ojalá yo tuviera tiempo para aprender japonés. Eso sería, eso sería fantástico ¿No?” Konnichiwa, konnichiwa. Arigato. Vale, eso sería, eso sería genial ¿No? Qué bonito sería.

Bueno pero, ahora me doy cuenta de que necesito un poco motivarme, necesito darme ánimos a mí mismo, en fin. Necesito esforzarme para tener ganas porque cada vez tengo menos ganas de hacer cosas y eso me da un poco de miedo.

Pero tengo que decir como decía antes, que gracias, gracias por ejemplo a este proyecto que tengo ahora en Internet, los libros que escribo, en fin. Los podcast, los videos he aprendido a hacer videos en YouTube. ¡Guao! Eso yo antes no, no señor, no tenía ni idea, no tenía ni idea de cómo se hacían esas cosas ya hora fíjate aquí estoy, haciendo vídeos y podcast, escribiendo libros y a la gente le gusta lo que hago, entonces eso ha sido un proyecto muy bonito para estos últimos años de mi vida.

Bueno, bueno joder, tampoco tengo, tampoco son no creo que sean los últimos años ¿No? Bueno, soy mayor, soy mayor pero estoy exagerando ¿Eh? Estoy exagerando, estoy exagerando. Pero es verdad que estoy en la etapa madura de mi vida pero he aprendido muchas cosas nuevas, muchas cosas nuevas y eso me ha gustado, eso me ha gustado y no quiero perder esa curiosidad, esa ilusión por las cosas nuevas.

Y a vosotros, a los que estáis por ejemplo en los grupos de Facebook que tenemos y los que me seguís también en YouTube pero sobre todo, sí sobre todo los del grupo de Facebook porque ahí tengo más contacto, hay contacto más cercano entre la gente ¿No? Y veo lo que hacéis, veo los viajes que hacéis, las comidas, los gatos que tenéis, los libros que leéis, las películas que veis y veo la ilusión de gente que es mayor que yo y que está estudiando español y que está estudiando otros idiomas, y que tienen ilusiones.

Eso me anima, eso es un ejemplo para mí, eso es un ejemplo para mí y además es muy enriquecedor porque como he dicho antes, con jóvenes, con chicos de 18-19 años pues yo, en general me encuentro bien porque me dan esa ilusión ¿No? Me dan esa perspectiva de la persona joven que tiene toda la vida por delante, pero me gusta también estar con gente mayor porque la gente mayor tiene tanta experiencia.

Han vivido tantas cosas que cuando hace, por ejemplo yo cuando tengo clases con gente adulta, con gente mayor, con gente de más de no sé, 40-50 años en adelante es fantástico porque me cuentan cosas increíbles ¿No? Cada persona te cuenta, ha tenido experiencias ¿No? Maravillosas y aquí en Londres a veces he tenido clases fantásticas con gente de muchos países, de Polonia, de Hungría que me han contado por ejemplo cuándo tuvieron que salir de sus países, cuando tuvieron que escapar de sus países porque había una dictadura.

Total, bueno no sé, te cuentan cosas y es muy enriquecedor, todo eso es muy enriquecedor porque te cuentan, comparten contigo su experiencia. Hay otros que han sido, no sé, directores de compañías que han viajado por todo el mundo. Hay gente que han sido periodistas, por ejemplo. Hay un diplomático, entonces esa gente que ya tiene detrás una experiencia, que han vivido tantas cosas, que les han ocurrido tantas cosas y eso es muy, muy enriquecedor.

Yo en las clases de español, yo una de las razones por las que enseño español es porque puedo conocer a este tipo de gente y sinceramente, sinceramente yo me lo paso, me lo paso pipa. No sé si habéis conocido esa expresión: “Me lo paso pipa.” Pasárselo pipa ¿No? Es como pasárselo bomba ¿No? Pasarlo pipa. Entonces yo me lo paso pipa escuchando algunas de esas personas con experiencias tan diferentes ¿No? Gente mayor.

La gente joven en clase yo tengo que, tengo que hacer un esfuerzo para que hablen y hacerles preguntas. “Oye ¿Qué hiciste el fin de semana? ¿Y qué vas a hacer mañana? ¿Y qué te…? ¿Y te gustó? ¿Y con quién fuiste?” Tengo que, porque y responden con monosílabos ¿No? “¿Con quién fuiste?” “Con mi amigo.” “¿Y qué hiciste?” “Nada.” “¿Y te gustó?” “Un poco.” Pero vale, entonces tengo que estar, tengo que estar sacando las palabras ahí con una cuchara ¿No? Se dice: “Sacar las palabras con una cuchara.” ¿No? Con una cucharilla, así. A ver venga, dime algo más, dime algo más.

Pero cuando doy clases con gente mayor, para nada. Cuando doy clases, normalmente ¿Vale? Hay personas diferentes, obviamente. Pero en general las personas mayores te cuentan todo. Les preguntas: “¿Oye qué hiciste, qué hiciste el fin de semana?” “Ah el fin de semana fui con mi marido a comprar, después fuimos a ver a unos amigos, después fuimos a un karaoke, después fuimos a bailar, después nos emborrachamos, después al día siguiente trabajamos en el jardín…”

Te cuentan todo y te cuentan las cosas que han hecho en su vida, los viajes que hicieron, las personas que han conocido interesantes de experiencia positiva y negativa; eso es fantástico. A mí me encanta, me encanta… Me encanta estar con gente joven pero me encanta también estar con gente mayor ¿Vale?

Pero eso lo que decía es que bueno, el sentimiento que yo tengo últimamente es que, es que yo ahora ya soy un hombre viejo, ya me estoy haciendo viejo, me estoy haciendo viejo o quizás me he hecho viejo, claro.

Me he hecho viejo porque yo recuerdo que, eso es curioso porque cuando yo empezaba, cuando yo empezaba en la universidad yo recuerdo que los primeros años yo estaba de parte de los estudiantes.

Yo escuchaba a los profesores que decían: “Estos estudiantes no estudian, no vienen a clases, no están motivados.” Y yo, yo me ponía, yo era joven y entonces, no era tan joven como los estudiantes pero era joven y yo me ponía de parte de los estudiantes y pensaba: “Hombre, pues claro si tienen 18 años ¿Para qué van a venir a clases? Que vayan de fiesta ¿No? Que se diviertan y tal. Es normal, es normal.” Ahora, ahora que han pasado 20 años, ahora, ahora estoy de parte de los profesores. Ahora empiezo a decir lo que decían los profesores, lo que decían los viejos antes.

En fin, eso poco a poco gradualmente he ido cambiando y eso es un síntoma, eso es un síntoma de que me estoy haciendo viejo o que me he hecho viejo.

Chicos, este podcast está durante demasiado. No quiero hacerlo tan largo ¿Por qué me dejáis hablar tanto? Me dejáis hablar muchísimo, yo no me quiero enrollar. Yo me siento siempre aquí a hacer un podcast de 15 minutos, 10-15 minutos y al final hablo casi media hora.

Pero ¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible esto, no? Tenéis que pararme, tenéis que pararme. Cuando yo esté hablando tanto me tenéis que decir: “Juan ¡Cállate! ¡Cállate, cállate!” ¿Vale? “¡Cállate! No sigas, no sigas hablando” ¿Vale? Tenéis que usar el imperativo: “¡Cállate, cállate! Y no sigas hablando” ¿Vale?

Chicos, os dejo. Hoy estoy como si me hubiera tomado una Coca Cola y tres cafés. Tengo una energía y no sé por qué. Tengo, tengo, estoy como muy activo, estoy como muy activo y creo que en este podcast ¿Lo habéis visto, no? Estoy así como alterado, estoy como alterado.

No sé, quizás es porque no, me he dado cuenta de que me estoy haciendo viejo y no quiero sentirme viejo, no quiero sentirme viejo, quiero estar contento, quiero estar alegre, quiero estar con energía, quiero estar así. No quiero que me escuchéis triste, no quiero que me escuchéis con la voz baja: “Hola ¿Qué tal? ¿Cómo estáis? Bienvenidos a Español con Juan.” ¡No! ¡No, no! No quiero hacer eso, no quiero hacer eso. Quiero tener energía, quiero tener positividad, quiero ser positivo.

Chicos, esto es me estoy enrollando, esto no puede continuar. Os doy a todos un abrazo muy grande, un gran saludo y nos escuchamos como siempre la próxima semana. ¿A dónde? ¿¡Dónde!? Aquí, en “Español con Juan.” Claro que sí, venga. ¡Adiós! Hasta luego. Adiós.

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