Cada mes una historia

Cada mes publicamos un capítulo nuevo de LA HISTORIA DEL AÑO. En este vídeo puedes ver (y escuchar) la historia del mes de diciembre. Después de ver el vídeo, intenta hacer los ejercicios que hay debajo y lee la transcripción de la historia. Recuerda: para aprender español tienes que escuchar y leer en español frecuentemente.

1. EJERCICIOS

  2. TRANSCRIPCIÓN

¡Hola chicos! ¿Qué tal? ¡Bienvenidos! Bienvenidos al capítulo final, el capítulo final de la historia del año. Hoy es el capítulo final, el capítulo de diciembre. Este año hemos contado la historia del año, cada mes, cada mes hemos contado un capítulo ¿Vale? Un capítulo de la historia del año.

Si no habéis visto, si no habéis visto los capítulos anteriores tenéis que verlos porque sino no vais a entender nada ¿De acuerdo? Tenéis que ir y ver la historia desde el principio. Hay capítulos desde enero. El mes de enero, febrero, marzo, abril. Todo el año, todo el año y hoy es el último, el último capítulo. El capítulo de diciembre.

Os voy a contar, os voy a contar qué ha pasado, qué ha pasado con Carmen, qué ha pasado con Alfred ¿De acuerdo? Venga. ¿Estáis listos? ¿Estáis listas? Pues venga. ¡Empezamos!

Hola, bueno pues sí. Os voy a contar, os voy a contar qué ha pasado con Carmen. El mes pasado en noviembre os dije que tenía un plan, tenía un plan para vengarme, tenía un plan para vengarme de Carmen porque me había hecho sufrir mucho.

El 28 de diciembre en España es el “Día de los Inocentes” y se gastan bromas, se hacen bromas a los amigos o a la gente ¿No? No sé, se dice algo que no es verdad ¿Vale? Se dice algo que no es verdad para como broma para reírnos ¿No?

Entonces yo pensé, yo pensé, Carlos. Carlos mira ¿Por qué no decimos, por qué no decimos que nos ha tocado la lotería? Que nos ha tocado el gordo, el gordo de Navidad. Sabéis que en España todos los años en diciembre el 21 o el 22 de diciembre hay un sorteo muy grande de Navidad y el premio más grande, el premio mayor es el gordo. El gordo de Navidad.

Entonces yo le dije, el gordo había sido el sorteo de Navidad había sido la semana anterior ¿No? Sí, una semana antes. Y entonces yo pensé: “Oye tío, vamos a decir que nos ha tocado el gordo. Vamos a decir que nos ha tocado el gordo, que nos ha tocado la lotería, que tenemos mucho dinero y que nos vamos a ir de viaje por ahí los dos. Que vamos a dejar el trabajo y que en fin”.

Y como de broma ¿No? De broma. E hicimos eso, cogimos una botella de champán, una botella de champán así como esta. Nos hicimos fotos como si estuviéramos muy contentos porque nos había tocado la lotería y estábamos muy contentos y tal. Y pusimos las fotos en Instagram y en Facebook, por ahí. En el Twitter.

De broma, todo de broma. Era el 28 de diciembre, el 28 de diciembre, el día de los inocentes. Todo el mundo dice chorradas ¿No? Todo el mundo dice chorradas que no son verdad ¿No? Y bueno, de broma, de broma.

Total que pusimos eso, nos reímos y tal. Bueno, muy bien. Volví a mi casa y me acosté porque estaba, había bebido mucho, estaba muy cansado y por la mañana, por la mañana me levanté y lo primero que hago siempre cuando me levanto es que miro el teléfono ¿No? Y me encontré, me encontré una, me encontré un mensaje. Me encontré un mensaje de voz ¿De quién pensáis que era el mensaje de voz que me encontré en el teléfono, eh? ¿De quién pensáis que era?

A ver, escuchad, escuchad. “Hola Juan ¿Cómo estás? Soy yo, Carmen.” ¡Carmen! Carmen, la tía. El 29 de diciembre. O sea el 28 yo había dicho, yo había dicho de broma, de broma una inocentada que me había tocado el gordo de la lotería y el 29 de diciembre por la mañana me encuentro este mensaje de Carmen.

“Hola Juan ¿Cómo estás? Soy yo, Carmen.” Pero bueno, es increíble ¿No? Es increíble. Qué cara, qué cara, qué cara más dura, qué cara más dura. La tía, la tía, a ver, a ver. Escuchad, escuchad.

“Te llamaba sólo para decirte feliz Navidad y desearte un feliz Año Nuevo.” O sea, la tía, la tía me dejó por otro, por Alfred. Se fue con Alfred, yo le había pagado la operación, se fue con Alfred. Dejó el trabajo y desapareció y ahora me llama cuando piensa que tengo dinero otra vez, me llama para decirme feliz Navidad y feliz Año Nuevo.

¡Ah! Pero ¿Os dais cuenta? ¿Os dais cuenta? Qué tía ¡Qué tía! Escuchad, escuchad. “No quieres hablar conmigo ¿Verdad? Supongo que me odias.” Hombre, no, no la odio, no la odio pero qué cara, qué cara más dura.

Dice que no quiero hablar con ella, pues claro que no quiero hablar con ella pero tía, pero tú de qué vas, de qué vas. Pero si me ha arruinado la vida, bueno no sé, la vida no pero me ha hecho mucho daño.

La tía me deja por otro, me engaña, se lleva mis tetas. Oye porque eran mis tetas. Se las lleva y ahora me llama y dice que si la odio. No te odio tía, no te odio, no te odio. No te odio pero qué cara, qué cara más dura, qué cara más dura.

La tía se había creído la inocentada, se había creído la inocentada. Se había pensado que era verdad, que me había tocado el gordo. “No, es normal. Me he portado muy mal contigo.” Me he portado muy mal contigo.

¿Habéis visto? ¿Habéis visto la voz que pone? Ella está poniendo una voz como de niña inocente. Ella es joven, es joven pero aquí pone una voz como de niñita ¿No? Ay por favor, por favor. Me he portado mal, me he portado mal.

Se ha portado mal tía, me ha quitado, me ha robado 50 mil euros y se ha ido con el Alfred este de, vamos. “Lo sé, tú me ayudaste tanto y yo en cambio cometí un error.” Cometí un error, cometí un error. ¡Ah! Cometí un error, pobrecita. ¿Y ahora qué quieres? ¿Qué quieres que yo haga? ¿Qué quieres?

“Un grave error.” Sí, sí. “No debería haberte dejado por Alfred.” ¡Alfred! Ella dice: “Alfred.” ¡Alfred! Alfred. La tía dice: “Alfred.” ¡Alfred! Sí, me dejaste por Alfred ¿Y qué? “Fue un error.” Que sí, que sí, que fue un error, que fue un error y ya ¿Y qué hacemos? ¿Qué hacemos ahora? ¿Qué quieres? ¡¿Qué quieres?! “Ahora me he dado cuenta de que Alfred no vale la pena.” Alfred no vale la pena. ¡Por supuesto que no vale la pena! Es un petardo. ¡Es un petardo! ¿Pero a dónde vas con Alfred? ¡¿Pero a dónde vas?! “Es joven, sí. Es joven y guapo pero es muy aburrido.” Pero si eso ya lo sabía yo, pero si eso ya lo sabía yo.

Pero si el tío, el tío es sí, el tío es guapo, el tío tiene todo el brazo lleno de tatuajes, es muy chulo. El tío es muy chulo, muy guay, piensa que es el más guapo. Él va al gimnasio todos los días, está muy fuerte y hace, bueno sí. ¡Pero es aburridísimo! Es aburridísimo, no tiene nada aquí, no tiene nada adentro del coco, no tiene nada. Es muy aburrido tía, es muy aburrido. Por supuesto que no vale la pena. Haz dejado a un hombre fantástico por irte con un tío, joven, guapo y aburrido.

“No tiene sentido del humor.” Por supuesto que no, es aburridísimo. Es un tío súper aburrido. “Me aburro mucho con él.” Claro, claro, claro que se aburre con él. Claro que se aburre con él ¿Pero cómo no se va a aburrir si es un tío, si sólo habla de ir al gimnasio, del cuerpo que tiene, de ropa…? Esas cosas superficiales.

Pero tía ¿De qué vas? Yo soy un hombre, yo soy un intelectual, yo soy un intelectual hombre. Y soy divertido, claro yo soy divertido. ¿Por qué? ¿Por qué? Yo no soy tan guapo ¿Vale? Yo no soy tan guapo, ni tan chulo, ni tan guay como Alfred. No, claro que no.

Los hombres guapos son normalmente aburridos, muy aburridos ¿Por qué? Pues porque como son guapos, como están muy buenos ¿No? Tienen un cuerpazo ¿No? Pues no necesitan hacer nada para atraer a las mujeres o para atraer a las chicas. No necesitan hacer ningún esfuerzo para gustar.

Bueno, van al gimnasio y cuidan un poco. Se compran cremitas para la cara, la ropita ¿No? Todo, van así ¿Eh? Como un pincel y bueno, pero ya está, pero ya está. No tienen que hacer mucho esfuerzo para atraer a las chicas, a las mujeres ¿No? Entonces ¿Qué pasa? Pues que son aburridos, porque son aburridos.

En cambio los hombres como yo, un poco feos ¿Vale? Porque, vamos a ser serios, yo soy un poco feo ¿Vale? Lo sé, lo sé. Soy un poco feo y mayor ¿Vale? Soy un poco feo y mayor, tengo arrugas y llevo gafas y todo eso.

Pero entonces los hombres feos para compensar, tenemos que desarrollar otras habilidades. Tenemos que ser más inteligentes, tenemos que desarrollar la conversación, tenemos que tener una conversación intelectual, tenemos que leer libros, tenemos que, en fin tenemos que compensar eso. Tenemos que tener sentido del humor para atraer a las chicas ¿No?

Porque bueno, si eres feo y aburrido, fatal. Fatal. Si eres feo y un poco divertido, bueno. Hablas idiomas, lees libros, vas al cine, hablas de filosofía. Hombre un poco, viajas, tienes un poco de mundo. Eso está bien ¿No? Pero claro el tío, Alfred es guapo y basta. No es nada más. Es solamente guapo, está bueno, está bueno. Es un chulo, dicen las chicas que está bueno pero es aburrido, claro. No sabe hablar de nada, el tío no sabe hablar de nada es muy aburrido, está vacío, está vacío. Por supuesto que te aburres tía.

“Yo necesito a un hombre de verdad a mi lado Juan, un hombre como tú.” Demasiado tarde, demasiado tarde Carmen. Llegas demasiado tarde, llegas demasiado tarde. Yo lo siento, lo siento.

“Ay, te echo mucho de menos.” Claro. Claro, claro que me echa mucho de menos pero ¿Cómo? Pero ¿Cómo no me va a echar de menos? ¿Pero cómo no me va a echar de menos? Por supuesto que me echa de menos, por supuesto. Yo a ti también, un poco, un poco. Bueno mucho, mucho. Claro, yo también te echo de menos a ti pero, pero es que no puedo. Tengo una dignidad, yo tengo una dignidad Carmen. Yo tengo una dignidad, ahora venga, venga hombre.

Ahora ¿Qué quieres? ¿Qué quieres? “Me he dado cuenta de que no estoy enamorada de Alfred, me he dado cuenta de que yo sigo enamorada de ti Juan.” Una mierda, una mierda. Pero me llama el 29 de diciembre, el día después de los inocentes para decirme que está enamorada de mí cuando piensa, cuando piensa que me ha tocado el gordo y que tengo un montón de dinero.

Y que está enamorada de mí, una mierda. Tú no estás enamorada de mí ni de nadie, ni de nadie. Tú no. “Juan escúchame, tú y yo podemos ser felices juntos.” ¡Una mierda! “Sé que te he hecho sufrir, sé que me he portado mal pero por favor perdóname.” Ay perdóname. “Dame una segunda oportunidad.” ¡No! No hay más oportunidades, no hay más oportunidades pero, pero bueno. Yo tengo una dignidad, yo tengo una dignidad tía.

¿Cómo? ¿Cómo te voy a llamar, cómo te voy a perdonar después de lo que me has hecho? Yo lo que, lo que tienes que hacer, lo que tienes que hacer es dadme mi dinero, dadme mi dinero. Eso es lo que tienes que hacer, dadme mis 50 mil euros hombre.

“He pensado que podríamos pasar la Nochevieja juntos.” Que podríamos pasar la Nochevieja juntos, pero por Dios. Pero ¿A quién se le ocurre? Después de todo lo que me ha hecho, después de todo lo que me ha hecho quiere pasar la Nochevieja juntos. “¿Qué te parece? ¿Te imaginas? Tú y yo solos en Nochevieja, yo con mi bikini rojo. Tú con…”

Dice que quiere estar en Nochevieja conmigo con el bikini rojo ¿Os acordáis del bikini rojo? El bikini rojo que se puso en verano. ¿Pero a dónde va? Con el frío que hace en Nochevieja te vas a poner un bikini rojo, tía pero ¿Pero de qué vas? Está loca, está loca. Esta tía está loca. A ver.

“Tú con tu traje de hombre primitivo.” Mi traje de hombre primitivo. ¿Os acordáis? El traje de hombre primitivo. El traje de hombre primitivo lo voy a quemar tía, lo voy a quemar. No quiero saber nada más del traje primitivo este que… Que, que, qué rollo, qué tía, qué rollo que tiene.

Ahora, a buenas horas me llama ahora para decirme que para, para volver conmigo. Hombre, pero hombre ¿A quién se le ocurre? Qué cara, qué cara más dura. “Como echo de menos tu traje de hombre primitivo.” Que echa de menos, que echa de menos… Que se lo ponga, que se lo ponga Alfred. Ponle el traje de hombre primitivo a Alfred, tía y déjame en paz. Pero venga hombre, que estamos locos ¿O qué?

“Estabas tan sexy en verano.” Que estaba tan sexy en verano, hombre ya lo sé, ya lo sé. Yo estoy sexy, yo estoy sexy en verano, en invierno, en otoño y todo el año tía. Yo estoy sexy todo el año. Pero que, que, que. Anda ya, anda ya.

“Juan por favor, déjame volver contigo.” Una mierda, una mierda. No, no vuelves conmigo. No vuelves. “Te echo tanto de menos.” Pues ahora es demasiado tarde, cariño. Es demasiado tarde. Tú me dejaste por ese tío, por ese chulo, por ese imbécil y ahora estás con él y te aburres con él porque yo, yo tengo otras cosas que hacer.

“Perdóname.” ¡No! “Perdóname y volvamos a empezar.” Que no, no. “Venga Juan.” ¡No! “Vamos a volver a intentarlo de nuevo.” ¡Que no! Te he dicho que no, que no. Que no quiero volver a intentarlo de nuevo, que estoy harto del traje de hombre primitivo, que estoy harto del bikini, que estoy harto de ti, de Alfred y de todo el mundo. A ver.

“Llámame por favor, llámame.” No, no te voy a llamar y no me llames tú más, en la vida. No me llames nunca más. “Te quiero, Juan.” Una mierda, tú no quieres a nadie. Esta dice: “Te quiero Juan.” No quiere a nadie esta tía.

¿Os habéis dado cuenta? La tía me llamó, la tía me llamó, la tía me llamó el 29 de diciembre cuando pensaba, la tía cuando pensaba que yo era rico. Cuando pensaba que me había tocado la lotería pero que… Es una mala mujer, es una mala mujer, es mujer mala. Es una mujer mala ¿Os habéis dado cuenta?

Quería reírse de mí, quería quitarme más dinero, quería volver conmigo. “Te quiero. Perdóname. Llámame.” ¡Ah! Pero cómo, cómo he estado tan ciego, cómo he estado tan ciego por dios, por dios, bueno. Así es la vida, así es la vida ¿No? En fin.

Qué desastre, ahora bueno. Me voy porque Carlos me está esperando ¿Vale? Vamos a irnos, vamos a irnos de marcha. Él dice que vamos a ligar, que vamos a ligar. No vamos a ligar nada, no vamos a ligar nada porque somos dos viejos, tenemos ya más de 50 años. Estamos arrugados, tenemos arrugas, no somos guapos, no vamos al gimnasio. Y no tenemos un duro, entonces no tenemos dinero.

Entonces no vamos a ligar nada, lo único que hacemos es que salimos, nos emborrachamos, cantamos. “Asturias, pasión y…” Hablamos de cuando éramos jóvenes, de cuando vivíamos en España, de cuando en fin. De todas esas cosas. Y pero, pero nunca ligamos, nunca ligamos con nadie. No, no, no.

Bueno chicos hasta aquí la historia del año, la historia de Carmen. Espero que os haya gustado. Yo escribo historias para aprender español. He publicado algunas como por ejemplo esta: “Fantasma del pasado.” “Un hombre fascinante.” “Una chica triste.” “Me voy o me quedo.” Y otras muchas ¿No?

Están en Amazon, las podéis comprar en Amazon. Yo creo que para aprender español es muy bueno leer historias porque puedes aprender en contexto. Y bueno, echad un vistazo a las historias que yo he escrito. Esta historia del año también voy a publicarla el libro, la publicaré dentro de unas semanas ¿De acuerdo? Y cuando esté lista pondré el link debajo en la descripción del video.

Pues muchísimas gracias. Os espero, os espero en el próximo video. Aquí, en “Español con Juan.” Hasta luego.

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(Basados en historias)

En mi opinión, para aprender vocabulario en español lo mejor es leer y escuchar mucho en español, especialmente historias adaptadas para estudiantes de español. Yo escribo este tipo de historias y las uso a menudo en mis clases y en mis cursos online. Creo que leer y escuchar historias es el mejor modo para aprender nuevas palabras en contexto.

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