Miedo a la diferencia

Resumen:

Una chica española fue agredida recientemente en Londres por hablar español en el metro. Hoy reflexionamos sobre por qué algunas personas son racistas. ¿De qué tienen miedo?

TRANSCRIPCIÓN

Hola, chicos, ¿qué tal?

Bienvenidos a un nuevo episodio de nuestro podcast. Esto es Español Con Juan, ya lo sabéis, un podcast en español para aprender español.

Y, claro, yo soy Juan, profesor de español. Si es la primera vez que escuchas nuestro podcast, encantado, encantado de que estés por aquí, espero que te guste este podcast y espero que (subjuntivo) espero que te ayude un poquito, aunque sea un poquito, a mejorar tu español.

¿Qué tal? ¿Qué tal va la semana, queridos amigos, queridas amigas?

Yo estoy grabando este podcast un viernes y hoy viernes vamos a hacer un nuevo vídeo en directo en nuestro grupo de Facebook.

Nuestro grupo de Facebook es un lugar fantástico para estar en contacto con otros estudiantes de español, para compartir recursos, ideas, para hacer preguntas, resolver dudas…

Yo la verdad es que por el momento estoy muy contento con este grupo que tenemos en Facebook. Es muy activo, hay mucha gente que participa, que sube fotografías de sus vacaciones, de su último viaje, del gato, del perro, de las flores que tiene en el jardín… es divertido, me gusta, yo me lo paso muy bien leyendo los posts que publica la gente… y todo lo hacemos en español. Con errores, con faltas, pero al fin y al cabo en español y eso es lo importante, que nos comuniquemos en español, aunque sea cometiendo errores. Para eso se estudia, ¿no? Para eso se estudian los idiomas, para comunicarnos en español los unos con los otros.

Y bueno, lo que pasa es que, como hay tanta gente en el grupo, no sé, ahora creo que hay más de 2.000 personas, no sé, hay mucha gente, pues bueno para mí es difícil contestar a todos vuestros comentarios, dudas, problemas de gramática y vocabulario… entonces, como no puedo responder a todas vuestras preguntas y resolver todas vuestras dudas, he pensado que podemos hacer, de vez en cuando, vídeos en directo.

Espero que os parezca una buena idea. Vídeos en directo en los que yo intentaré resolver vuestros problemas. Vuestros problemas de gramática y vocabulario en español, ¿eh? Cuidado, no otro tipo de problemas. No me preguntéis sobre problemas personales, vale, tipo “¿Qué hago con mi novio, lo dejo o sigo saliendo con él?”  “¿qué hago para adelgazar?” o bueno, ya me entendéis… estoy bromeando, claro, yo sé que entendéis que estoy bromeando y que yo los únicos problemas que puedo resolver son los de gramática y vocabulario en español. Y a veces ni siquiera eso porque hay veces que me hacéis preguntas muy difíciles, ¿eh?muy complicadas. Pero en fin…

En fin, a lo que iba, que estoy preparando este vídeo en directo para esta tarde y mientras estaba buscando información en internet me he topado… me he topado, no sé si conocéis este verbo: toparse con algo quiere decir encontrar algo por casualidad, por suerte, bueno, por suerte o por desgracia, pero sin que estuviese previsto, encontrar algo o dar con algo que no se esperaba, que es una sorpresa. Se entiende, ¿no?

Con algo o con alguien. Nos podemos topar con algo o con alguien. Se puede decir, por ejemplo, “hoy en el supermercado me he topado con Marta y con Carlos. Hacía mucho tiempo que no  los veía…”. Entendéis, ¿no? Toparse con algo o con alguien.

Bueno, total, a lo que iba, que esta mañana, mientras buscaba información en internet para preparar nuestro próximo vídeo en directo, me he topado con un artículo, con una noticia, mejor dicho, con una noticia, que ya había leído hace algunas semanas, pero que se me había olvidado. Era algo que de hecho había querido comentar con vosotros, aquí en el podcast, porque creo que es bastante interesante. Triste, pero interesante. Ahora os explico de qué se trata y por qué es algo triste.

Bueno, la noticia hablaba de una chica española, una chica joven, creo que tenía 24 años, que tiene, que afortunadamente tiene 24 años… una chica española, digo, que fue agredida en el metro de Londres cuando viajaba con sus amigos. Al parecer, dos mujeres la escucharon hablar en español y empezaron a insultarla y luego la agredieron, le pegaron. Simplemente por eso, porque hablaba español.

Me llamó la atención esta noticia por varias razones. Primero, obviamente, porque yo también soy español, vivo en Londres y suelo viajar en metro a menudo. Y a veces he pensado que algo así podría también ocurrirme a mí. Yo en Londres siempre he hablado español con total libertad. ¡Faltaría más! Hombre, solo faltaría que me tuviera que esconder para hablar español, solo faltaría que tuviera que hablar en español solo en mi casa, que no pudiera hablar en español por la calle o en el metro o en el autobús o donde me dé la real gana. Hombre, faltaría más.

Pero sí, de un tiempo a esta parte, la verdad es que a veces se me pasa por la cabeza la posibilidad de toparme con algún imbécil por la calle, en el metro o en el autobús o donde sea y le dé por agredirme si me oye hablando en español en público.

La verdad es que no es la primera vez que pasan cosas así. No recuerdo exactamente, pero ya han pasado cosas así antes. No siempre con españoles, no. A veces creo que ha pasado con polacos, con italianos… con extranjeros en general. No quiero decir que esto sea algo que pase todos los días. No, tampoco es eso.

En general, la gente que vive en Londres es bastante abierta y todo el mundo está acostumbrado a hablar y escuchar otros idiomas cuando vas por la calle. Al fin y al cabo esta ciudad es una ciudad muy internacional. Aquí hay gente de todo el mundo, de todas las razas, de todos los países. Aquí en Londres hay gente que habla en muchos idiomas diferentes, no solo en inglés. Una vez leí que en Londres se hablan unas 250 lenguas diferentes. ¡250 idiomas diferentes!

Londres, en general, es una ciudad, como digo,  multicultural. En inglés se dice un “melting pot”, es decir, un lugar donde se mezclan diferentes culturas, diferentes formas de vivir.

No sé las cifras exactas, pero un porcentaje muy alto de los habitantes de Londres, de la gente que actualmente vive en Londres, nacimos fuera del Reino Unido, somos, digamos, extranjeros. Nacimos en otro país, nacimos en el extranjero. Creo recordar que alrededor de un 37% de la gente que vive, que vivimos en Londres, no nacimos en Londres. Es una cifra enorme, ¿no?

Pero esa es la gran fuerza de Londres, por eso me gusta esta ciudad. Yo a veces hablo con mis amigos, con mis amigos españoles, que me dicen, que me preguntan, “Oye, allí en Inglaterra, ¿qué tal? ¿qué tal te encuentras? ¿Te has adaptado a vivir en Inglaterra?” yo suelo contestarles que yo no vivo en Inglaterra: yo vivo en Londres. En realidad, yo no sé cómo es Inglaterra. Yo vivo en Londres y Londres es muy diferente del resto del país. Es como Nueva York, ¿no? Nueva York es Nueva York, no es EEUU.

EEUU y Nueva York son cosas diferentes, ¿no? No sé si me explico.

Nueva York, Londres, son estas ciudades multiculturales donde se encuentran miles de extranjeros, miles de personas que nacieron en otro país, que traen consigo su cultura, su forma de vida, su lengua… y cambian la ciudad, claro, la transforman.

Es el caso de Londres. Londres se ha transformado gracias a todos los que hemos llegado de fuera. El Londres de hoy no tiene mucho que ver con el Londres de hace 50 años, cuando la mayoría de los que vivían aquí eran ingleses.

Y la verdad es que este aspecto multicultural es lo que más me gusta de esta ciudad.

Cuando viajo fuera de Londres, cuando voy a Italia o a España, o incluso aquí mismo en Inglaterra, cuando voy a otra ciudad de Inglaterra, veo que hay una mayor homogeneidad entre la gente y me parece raro.

Yo estoy acostumbrado a ir por la calle y ver negros, indios, paquistaníes, árabes, chinos, japoneses, alemanes, Nigerianos, colombianos… En mis clases, en mis clases en la universidad donde enseño español, hay chicos y chicas de India, de China, de Marruecos, de Alemania, de Libano, de Francia, de Argelia, de Nigeria, de Corea…

Es fantástico, una diversidad increíble. Y cuando salgo fuera de Londres, cuando voy a otras ciudades de Inglaterra o cuando voy a España o a cualquier otro país en Europa, la echo de menos, echo de menos toda esta diversidad, toda esta mezcla de culturas, de razas, de nacionalidades, de idiomas…

En fin, a lo que iba, que ya me estoy enrollando, como siempre. Lo que yo estaba diciendo es que me llamó mucho la atención esta noticia de la agresión a una chica española en el metro de Londres solo porque estaba hablando en español. Sinceramente, como he dicho antes, no es la primera vez que pasan estas cosas. Desgraciadamente, ya he oído de incidentes similares. Llevo aquí, en Londres, más de 20 años y en varias ocasiones he oído o he leído o me han hablado de incidentes similares. No es algo que pase todos los días, claro, pero a veces puede pasar.

De hecho, en uno de mis libros, en ¿Me voy o me quedo? describo algunos incidentes de este tipo, algunas agresiones físicas o verbales a personas que hablan español en Inglaterra. No es frecuente, como digo, pero a veces puede pasar.

Algunas personas pueden pensar, algunas personas que han leído mi libro y que se han topado (recordáis este verbo, toparse, aquí lo uso otra vez: toparse), pues, como digo, algunas personas que se han topado con estas escenas racistas en el libro me han dicho, un momento, eso es una exageración, eso no pasa. Pues sí, sí pasa. De vez en cuando salen incidentes de este tipo en las noticias. Es triste, pero es así.

Y de hecho, yo he vivio en mi propia carne incidentes similares. Muchas de las anécdotas o de las pequeñas historias que yo cuento en mis libros están basadas en historias reales que me han sucedido a mí mismo, que me han pasado a mí. Yo mismo las he vivido. Quizás no de una forma tan violenta como le sucedió a esta chica, pero, por ejemplo, recuerdo que una vez le pregunté a un par de tipos  algo por la calle, una dirección o algo así, no recuerdo bien, y al notar mi acento extranjero me contestaron con un tono de voz agresivo y amenazante: we are English! (¡Nosotros somo Ingleses!) Estuve por darles la bienvenida a Londres y preguntarles si habían venido de vacaciones, pero lo pensé mejor. No creo que habrían entendido la ironía de la frase.

En fin, también recuerdo cuando un amigo mío le pidió a alguien en la oficina de empleo que hablara un poco más despacio porque no lo entendía y el tipo le contestó “If you don´t spek English, that´s not my problem!” ( Si tú no hablas inglés, ese no es mi problema).

El peor incidente lo viví al día siguiente de llegar de España. Yo acababa de llegar el dia anterior. Estoy hablando de algo que ocurrió hace más de 20 años, ¿vale? Ni siquiera era en Londres, era en un pueblo muy pequeño al que había llegado. Yo antes de vivir en Londres viví algún tiempo en un pueblo pequeño en el este de Inglaterra. Me alojaba en un pequeño hotel. La mayoría de los que nos alojábamos allí éramos extranjeros. Recuerdo que había gente de muchos países. Había portugueses, brasileños, alemanes, sudafricanos y españoles, bastantes españoles.

Y bueno, lo que pasó fue que, una noche, un grupo de gente, un grupo de gente borracha que pasaba por la calle, empezó a lanzarnos piedras. Lanzaron piedras al hotel donde nos alojábamos los extranjeros y nos rompieron las ventanas del salón donde veíamos la televisión.

Había una habitación, un salón, para ver la tele y, bueno, nos rompieron los cristales.

Además, una chica española que vivía con nosotros, que se alojaba en el mismo hotel que yo, me dijo que unos tipos habían abusado de ella por la calle, que la habían agredido sexualmente. En medio de la calle. Una noche que había salido a tomar una cerveza con sus amigos, todos españoles.

En fin, si leéis ese libro, ¿Me voy o me quedo? No penséis que exagero. Esas cosas pasan.

¿Racismo? Sinceramente, no estoy seguro. Yo no llamaría a estos incidentes racismo. Bueno, no lo sé. Depende de qué entendamos por racismo. Para mí es simplemente ignorancia, miedo a lo desconocido, miedo a lo diferente, miedo a lo que viene de fuera. ¿Es eso racismo? No sé.

Pero no creo que Inglaterra sea un país especialmente racista. Esto pasa en todas partes, esto pasa en todos los países, pasa incluso dentro de un mismo país. La gente del norte habla mal de la gente del sur, la gente del sur habla mal de la gente del norte, la gente de una ciudad trata mal a la gente de la ciudad vecina, la gente que tiene un acento determinado trata mal a la gente que tiene un acento diferente…

No sé, es como si la gente pensara que lo suyo, lo que conoce, su modo de vida, su modo de vestir, su modo de hablar, su modo de vivir, incluso, no sé, lo que come, en fin, todo, parece que hay gente que piensa que lo de su país es siempre lo mejor. Que en su país todo es mejor, que como en su país en ninguna parte y que todo lo que viene de fuera es raro, es extraño e incluso peligroso.

¿Es eso racismo? No lo sé. Quizás. Quizás sí, pero quizás sea solo ignorancia, miedo, miedo al cambio, miedo a que las cosas no sean como eran antes. Cuando llega alguien de fuera, alguien que habla de modo diferente, alguien que se viste de modo diferente, que habla con otro acento,  que hace cosas diferentes, que no sé, que tiene otro estilo de vida, entonces, eso nos da miedo. Nos da miedo quizás porque no lo entendemos o porque pone en duda todas nuestras ideas sobre cómo hay que vivir la vida.

Sí, en parte es eso. No sé si seré capaz de explicarlo, pero… intentaré contarlo con una anécdota, con algo que me sucedió en España, en Granada, hace muchos años, antes de que yo me viniera a vivir a Londres.

Yo vivía en un edificio antiguo, en el centro de la ciudad. Allí viví con mi familia la mayor parte de mi infancia y de mi juventud.

Yo era el único niño del edificio. En los otros pisos solo vivía gente mayor, de unos 50 años o más. Había también un chico joven. Se llamaba, digamos, Alberto, y debía de tener, no estoy seguro, pero debía de tener unos 7 u 8 años más que yo. Alberto vivía con su madre, que ya era bastante mayor también.

Bueno, pues nada, lo que pasó es que, claro, con el paso del tiempo, los vecinos fueron muriendo porque, como digo, eran muy mayores, muy viejos. O se fueron muriendo o se fueron a vivir a otras casas más modernas, a edificios nuevos con calefacción, aire acondicionado… Aquel edificio donde yo vivía era muy antiguo y no había ni calefacción ni aire acondicionado. En el invierno pasabas mucho frío y en el verano te morías de calor.

Total, que por una razón o por otra, los pisos se fueron quedando uno a uno vacíos.

¿Y qué pasó? Pues que el dueño del edificio, porque ninguno de los vecinos que vivíamos allí éramos los dueños. Pagábamos el alquiler. Vivíamos de alquiler, ¿no? Bueno, pues, entonces, el dueño del edificio, digo, empezó a alquilar los pisos a gente joven que llegaba a Granada a estudiar en la universidad. La mayoría eran extranjeros, claro. Eran jóvenes, extranjeros y hablaban en inglés.

Total, que al cabo de unos pocos años, el edificio estaba lleno de chicos y chicas jóvenes extranjeros que entraban y salían del edificio y hablaban en inglés o en español, pero con acento extranjero.

Los únicos inquilinos antiguos que quedábamos en el edificio éramos Alberto y yo. La madre de Alberto había muerto unos años antes y mi familia se había mudado a otro piso más cómodo, más moderno, lejos del centro.

Bueno, pues, como decía, Alberto y yo éramos los únicos vecinos que quedábamos de los vecinos antiguos. El resto eran chicos jóvenes extranjeros.

Yo me los topaba a menudo por las escaleras. Me caían bien. Eran alegres, reían, vestían con ropa informal, saludaban siempre… decían ¡hola! Se notaba que eran extranjeros por su forma de hablar y de vestir.

Y bueno a mí en general me caían bien. Me caían bien no solo porque eran simpáticos y alegres, sino porque eran extranjeros. Me hacían soñar. Creo que al ver a estos chicos extranjeros que venían a España a aprender español nació en mí el deseo de salir yo también, de ir al extranjero, de estudiar otros idiomas, de viajar, de conocer otras culturas…

Estos chicos a mí me caían bien, pero a Alberto no. Un día me topé con Alberto por las escaleras y me dijo: “Juan, ¿has visto la gente que tenemos en el edificio? ¿Los has visto? ¡Son indios!”.

“¿Indios?” le dije yo. ¿Indios? Yo no sabía muy bien de qué estaba hablando, pero poco a poco fui entendiendo. El tipo, Alfredo, lo que quería decir era que la gente joven que estaba llegando al edificio eran hombres primitivos, sin civilizar y probablemente peligrosos. Me dijo: “Juan, tú y yo somos los únicos vecinos auténticos que quedamos; tenemos que resistir, hay que echarlos, no podemos tolerar que nos invadan. Este es nuestro edificio. Nosotros siempre hemos vivido en este edificio”.

Yo, claro, me quedé alucinando con lo que me estaba diciendo Alfredo. No entendía por qué tenía miedo de aquellos jóvenes que simplemente estaban allí para aprender español. No entendía por qué le parecían peligrosos.

Pero después lo entendí. Le daban miedo porque hacían cosas que él nunca había pensado en hacer. Eran chicos jóvenes que viajaban, que aprendían español, que se vestían de forma diferente…

A mí, ver a aquellos chicos me hacía soñar. Me hacía soñar con viajar a otros países, con aprender idiomas, con conocer otras formas de vida, otras formas de ver la vida…

A Alberto, ver a estos chicos le daba miedo porque venían de un mundo desconocido, con costumbres diferentes, con formas diferentes de ver la vida. Eso es lo que le daba miedo: le daba miedo descubrir que había otras formas de vivir, otras formas de ver la vida diferentes a lo que él había visto siempre.

A Alberto, la libertad y la alegría de estos chicos extranjeros no le hacía soñar. Le daba miedo porque ponía en duda todos los valores con los que él había vivido toda su vida, hasta entonces.

Y lo que le pasaba a Alfredo es lo que le pasa, creo, al racista, a la persona que ataca al extranjero, al que viene de otro país, al que habla otra lengua y tiene costumbres diferentes. En el fondo se trata de miedo. Miedo al cambio, miedo a la diferencia, miedo a que las cosas no sean como siempre las hemos visto, miedo a que nuestra forma de ver la vida no sea la correcta, miedo…

Miedo e ignorancia, en eso se puede resumir, creo yo, la actitud racista del que ataca a los extranjeros, a los que son diferentes. En el fondo es eso, nos da miedo la diferencia, el que no es como nosotros, el que no hace lo que nosotros hacemos. Para estas personas es más cómodo vivir rodeado de personas que son como ellas, que se visten como ellas, que piensan como ellas, que hacen lo que ellas hacen, que tienen sus mismos valores…

En fin, no quiero hacer este episodio demasiado largo. Llevo hablando demasiado tiempo. Creo que es la hora de terminar. Como siempre, me he enrollado, me he vuelto a enrollar. Pero es que es un tema muy interesante, ¿no os parece? Me gustaría saber vuestra opinión. Me gustaría leer vuestro comentarios, qué pensáis… escribidme un comentario diciéndome qué pensáis de todo este tema.

Y nada más por hoy, chicos, muchas gracias por escuchar este podcast, espero que os ayude un poco a mejorar vuestro español y, nada, nos vemos, nos escuchamos, la próxima semana.

Un saludo. ¡Hasta luego!

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