Eurovisión: canciones horteras en inglés

Resumen:

 El Festival de Eurovisión es muy hortera, pero me gusta.

TRANSCRICIÓN

Hola, chicos, bienvenidos a un nuevo episodio de Español Con Juan, un podcast en español para aprender español.

¿Qué tal? ¿Cómo va la semana?

Yo, como siempre, estoy un poco cansado. Ayer hicimos un vídeo en directo en nuestro grupo de Facebook y, bueno, no estuvo mal, pero creo que se puede mejorar un poco.

Lo primero que me gustaría mejorar es la parte tecnológica, porque la imagen y el sonido estaban desconectados. Había una diferencia de un par de segundos entre los movimientos de mi boca y el sonido.

Pero, bueno, creo que con el tiempo lograré mejorar este aspecto técnico. Esto es lo que menos me gusta de trabajar en internet. Internet puede ser maravilloso. Entrar en contacto con gente de todo el mundo, en español, es maravilloso, claro que sí. El problema es que a veces la tecnología no funciona y cuando la tecnología no funciona puede ser muy estresante. Estresante y frustrante. Sí, porque uno se pone a preparar un vídeo, buscas los materiales, las imágenes, preparas ejercicios, en fin… preparas el material para dar una clase online y luego vas y te encuentras con que problemas de sonido o de imagen y, claro, te frustras, te cabreas, te enfadas, ¿no? Te pones nervioso…

A mí la tecnología, la verdad, no se me da bien. Quizás pensáis que como uso mucho facebook, youtube, hago vídeos, podcasts, tengo un blog… en fin, seguro que muchos pensáis, joder, este tío sabe un montón de tecnología. Juan tiene que saber un montón sobre cómo usar los ordenadores, internet… pues, no, la verdad es que no. De hecho, se me da bastante mal. A mí no se me da nada bien usar la tecnología, pero lo que pasa es que me empeño, hago un esfuerzo por aprender, busco información en Google, miro vídeos en youtube sobre cómo usar un software… pero no, no se me da bien, no es que yo tenga ningún talento especial para la tecnología. Simplemente me empeño, me pongo a ello, no me rindo fácilmente. Cuando me surge un problema, cuando me surge un problema con la tecnología, no abandono, no me rindo. Busco la solución y no paro hasta que la encuentro. Pero, como digo, no es porque se me da bien, no. Es porque tengo mucha fuerza de voluntad. Sí, eso sí. Tengo mucha fuerza de voluntad para hacer las cosas. Si quiero hacer algo, pues, venga, me pongo y no paro hasta que no llego hasta el final.

Y tampoco me gusta la tecnología, eh, no, en realidad trabajar con ordenadores no es que me guste mucho. O sea, quiero decir, no es que lo odie. No, tampoco es eso. No odio la tecnología. Pero tampoco la adoro, no es que me guste pasarme las horas muertas delante del ordenador. No, no me gusta pasarme las horas muertas delante del ordenador, para nada. ¿Conocéis esta expresión? Pasarse las horas muertas. Pasarse las muertas haciendo algo se usa cuando pasamos mucho tiempo haciendo una actividad y no nos damos cuenta de que el tiempo pasa. Normalmente se usa para actividades poco productivas, poco útiles. Por ejemplo, una madre puede decir “mi hijo se pasa las horas muertas viendo la tele”.

En fin, a lo que iba, que yo no odio la tecnología, pero tampoco me gusta pasarme las horas muertas delante de un ordenador. Preferiría hacer actividades al aire libre, la verdad. Preferiría ir al campo o dar un paseo por el parque, ir a la playa… en fin, cualquier cosa antes que pasarme las horas muertas delante de la pantalla del ordenador.

Pero es que, bueno, en el mundo de hoy es muy difícil escapar de la tecnología, ¿no? Si quieres trabajar, hoy en día tienes que usar el ordenador, el teléfono móvil, el iPad… ¿Cómo podría yo hacer mi trabajo sin usar facebook, sin saber cómo editar un vídeo y cómo subirlo a youtube, sin saber cómo usar un micrófono para grabar un podcast…

La verdad es que, si lo pienso, en los últimos años he aprendido un montón de cosas nuevas relacionadas con la tecnología. Y no me arrepiento, eh, no me arrepiento en absoluto. Yo antes, hace unos años, sabía muy poco de ordenadores o de cómo funcionan las redes sociales. De hecho, hasta hace unos años, hasta hace, creo que, sí, creo que hasta hace unos cuatro años yo no tenía facebook. Y ni siquiera sabía cómo funcionaba. No me interesaba. No me interesaban para nada las redes sociales. Y ahora tampoco mucho, eh. Las uso, pero normalmente para mis clases de español, para crear cursos de español, pero no las uso mucho para estar en contacto con mis amigos. No, la verdad es que no. Las uso más que nada para mi trabajo como profesor de español.

Y es que, como decía antes, la tecnología no se me da nada bien. Aunque parezca lo contrario porque estoy usando siempre las redes sociales, subiendo vídeos a youTube, grabando podcasts como este… pues, no, no se me da bien la tecnología, pero me empeño, me pongo a ello y al final aprendo lo que tengo que aprender.

Me pasa igual con los idiomas, ¿eh? Como hablo inglés, italiano, francés y doy clase de español, mucha gente piensa que soy muy bueno para los idiomas, que se me da muy bien aprender idiomas, pero, no, para nada, a mí los idiomas no se me dan bien. Simplemente me empeño, me pongo a estudiarlos, hago un esfuerzo y si, por ejemplo, si decido aprender un idioma pues digamos que tengo bastante fuerza de voluntad para ponerme a estudiar un idioma todos los días. Sí, fuerza de voluntad no me falta, pero talento… talento no tengo. No, no tengo ningún talento especial para los idiomas. Me cuesta mucho trabajo aprender un idioma. Lo que pasa es que si me gusta un idioma, entonces me pongo una meta, me pongo una meta a mí mismo y me digo, venga, tienes que aprender este idioma, no sé, francés, por ejemplo, y venga, me pongo, pim pim pim todos los días hasta que aprendo. Eso no es talento, eso es fuerza de voluntad.

Pero bueno, yo no quería hablar hoy de este tema. Yo hoy quería hablar de, ¡tachán! De Eurovisión, del festival de Eurovisión. ¡Porque hoy es el festival de Eurovisión!

Yo sé que muchos de vosotros estaréis pensando: ¿Y a quién le importa? ¿A quién le importa que hoy sea el festival de Eurovisión? Es un festival muy hortera, las canciones son horteras, los vestidos de los cantantes son horteras, los presentadores de Eurovisión son horteras, los diálogos de los presentadores también son horteras, los efectos de luz, la iluminación, también es hortera… Y el público, el público también es hortera… Todos allí con sus banderitas, con las banderas de cada país, todos gritando y agitando las banderas de los países… terrible. Una horterada total.

Pero, no sé, es tan hortera que me gusta. Es extraño. Todo el mundo habla mal del festival de Eurovisión. Todo el mundo dice que las canciones son supercomerciales, que los cantantes no saben cantar bien, que está muy politizado… en fin, digamos que lo ponen a parir. Poner a parir es otra buena expresión que no sé si conocéis. ¿Sabéis qué significa? Poner a parir es una expresión muy coloquial. Se usa cuando se ataca o se critica mucho a algo o a alguien. Por ejemplo, “Carlos me puso a parir porque llegué tarde al cine. Habíamos quedado para ir al cine y como llegué tarde, Carlos me puso a parir”. Es decir, me criticó mucho, se enfadó conmigo… poner a parir. Parir… ¿Entendéis lo que significa “parir”? Parir es lo que hacen las mujeres cuando tienen un hijo, ¿no? También se puede decir “dar a luz”. Parir es más informal, menos educado, digamos. Entonces cuando se critica mucho a algo o a alguien se dice “poner a parir”.

Pues, eso, lo que estaba diciendo, que todo el mundo pone a parir el festival de Eurovisión, pero luego mucha gente lo ve. Sí, cada año lo ve un mogollón de gente. A pesar de que sea un espectáculo muy hortera, mucha gente lo ve.

Y es que yo creo que, en parte, el atractivo del festival de Eurovisión es ser hortera. Sí, es tan hortera que resulta divertido, que resulta gracioso. Todo el mundo sabe que es  un horterada, que las canciones son muy comerciales, pero, pero… es divertido, ¿no? Sí, yo creo que es eso. Las cosas horteras suelen ser divertidas, graciosas. Es un pasatiempo, no. Nadie le da demasiada importancia.

Es divertido porque todo el mundo quiere que gane su país, incluso cuando todo el mundo sabe que la canción de su país es muy mala, aunque todo el mundo sepa que la canción de su país es una mierda, pues, eso, que todos queremos que gane la canción de nuestro país, aunque sea una mierda, aunque sea una puta mierda. Perdonad que use palabrotas, pero es que a veces me salen así, no puedo evitarlo. No me gusta decir muchas palabrotas, pero, bueno, a veces sí.

Entonces, es más que nada una competición entre países, ¿no? Cada uno quiere que gane la canción de su país y ya está, porque es la suya. Es una horterada, lo sé, pero es divertido.

Y también es un ritual. Es una costumbre que repetimos todos los años. Yo que sé, es algo que hacemos desde que éramos niños, ¿no? Yo no sé, pero creo que no me he perdido ningún festival de Eurovisión desde que tenía diez años. Y ahora se ha convertido en un ritual, en una costumbre, como cuando miras en la tele los partidos de la selección de fútbol de tu país y quieres que gane, aunque juegue muy mal al fútbol, ¿no? Pues aquí es igual. Es un juego, en el fondo es un juego. Todos sabemos que no importa, todos sabemos que el festival es hortera, todos sabemos que la canción de nuestro país es hortera, pero, bueno… lo importante es ganar. Es un puto juego y nada más.

Pero, chicos, el festival de Eurovisión no se puede ver así como así. No. Ya he dicho que es un ritual y en los rituales hay que seguir unas normas, hay unas reglas que uno no se puede saltar.

Hay que ponerse a ver el festival de Eurovisión en la tele, con tus amigos o con tu familia sentados enfrente de la tele. Hay que comprar patatas fritas, pipas o cacahuetes y coca-colas, varias botellas de cocacola de dos litros. Y hay que ver todas las canciones desde la primera hasta la última haciendo comentarios críticos de los cantantes, de las canciones, de los presentadores, de cómo van vestidos, de las chorradas que dicen, es decir, poniendo a parir a todo el mundo.

De eso se trata. Se trata de pasar una  tarde hortera, viendo un festival hortera y poniendo a parir a todo el mundo. Pero es un juego, un juego hortera, sí, pero un juego divertido. Para pasar la tarde.

Para mí es sobre todo una forma de recordar mi infancia. Porque, como decía, yo de niño veía siempre el festival de Eurovisión, no me lo perdía nunca, y ahora, ya de mayor, pues me sigue gustando, en parte porque me recuerda mi infancia. Es como volver un poco a la infancia. Sí, yo creo que lo veo por eso, porque me recuerda los años de mi niñez.

La verdad es que el festival de Eurovisión ha cambiado mucho en los últimos años. Ya no es cómo era antes. Antes había menos países y cada país cantaba en su propia lengua: los franceses en francés, los portugueses en portugués, los griegos en griego, los españoles en español… Ahora, yo no sé por qué, todo el mundo canta en inglés. ¡Qué chorrada! Era mucho más bonito antes, cuando las canciones eran en lenguas diferentes. Y además, todas las canciones o casi todas las canciones suenan igual. A mí por lo menos me suenan todas igual. Son canciones melódicas, comerciales, vacías de contenido, superficiales… Antes, no sé, yo creo que antes eran un poco diferentes. Siempre ha sido obviamente un festival de música comercial, pero antes por lo menos las canciones tenían una cierta personalidad. Yo recuerdo todavía canciones muy chulas de Eurovisión. Waterloo, por ejemplo, de Abba, ganó Eurovisión en 1974. Una canción chulísima, ¿no? Una canción que todavía se canta y se baila. Si tú pones Waterloo en una fiesta, estoy seguro de que todo el mundo se va a poner a bailar, porque es una canción superchula. Y también recuerdo Poupée de cire, poupée de son, que era una canción que de niño me gustaba mucho. Fue la canción que ganó Eurovisión en el año 1965. Y, claro, también está el lalala de Masiel, la canción de España que ganó Eurovisión en el año 1968.

En fin, no sé, eran canciones con más personalidad y además cada país las cantaba en su idioma, como tiene que ser. Ahora recuerdo también una canción de Alemania que ganó, creo que fue el año 1982. También muy chula. Se llamaba Ein bißchen Frieden y la cantaba Nicole. No estaba mal.

Pero bueno, de todas formas, como decía, yo no me pierdo nunca el festival de Eurovisión y este año tampoco. Os voy a dejar porque creo que está a punto de empezar y lo quiero ver desde el principio.

La canción de España de este año es, bueno, a mí no me gusta mucho. No me gusta nada, la verdad, pero, como decía antes, eso no es lo importante. En el festival de Eurovisión, la música es lo que menos importa. Lo importante es pasar un rato divertido, poniendo a parir a todo el mundo y echarse una risa con los amigos.

Es un juego. Solo es un juego.

Os dejo. Acabo de recordar que no tengo Coca-Cola ni patatas fritas. Tengo que bajar al supermercado. Venga, nos vemos la próxima semana, hasta pronto.

Nos vemos, no, nos escuchamos, venga, adios, buena semana, buena semana a todos y a todas.

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