Tu país no es el mejor país del mundo

Resumen:

Viajar es importante para no pensar que nuestro país es el mejor del mundo

TRANSCRIPCIÓN

Hola, chicos, ¿qué tal? Bienvenidos, bienvenidos y bienvenidas a un nuevo episodio de nuestro podcast.

Esto es ESPAÑOL CON JUAN, ya lo sabéis, ¿verdad? y, bueno, si no lo sabéis, si no lo sabéis os lo digo yo: esto es un podcast en español, solo en español, para aprender español. Si tienes un nivel intermedio de español, con este podcast, escuchando cada semana nuestro podcast puedes poco a poco alcanzar un nivel avanzado. Bueno, no solo escuchando nuestro podcast, claro, nuestro podcast solo no basta, no es suficiente, pero te puede ayudar, te puede ayudar un poco a alcanzar ese objetivo: llegar a tener un nivel avanzado de español.

¿Qué tal? ¿Qué tal va la semana? ¿Cómo va todo? Yo bien, más o menos. Todavía no me he resfriado y eso es bueno. Yo me resfrío todos los años, todos los inviernos. En cuanto empieza a hacer un poco de frío, pum, me resfrío, cojo un resfriado.

Bueno, la verdad es que yo siempre estoy resfriado. Incluso cuando no estoy resfriado, estoy resfriado. Incluso cuando parece que no estoy resfriado, en realidad estoy resfriado. Tengo que llevar siempre pañuelos de papel en la mochila o en el bolsillo de los pantalones porque en cualquier momento, cuando menos lo espero, ¡achis! Estornudo y tengo que sonarme la nariz. ¿Entendéis? Sonarse la nariz es hacer así, con un pañuelo, ¡mock, mock! Bueno, no sé cuál es el sonido realmente, pero es eso, coger un pañuelo y limpiarse la nariz. ¡mock, mock!

Es curioso porque, ahora recuerdo, ahora recuerdo que cuando fui a Japón me enteré de que sonarse la nariz en público, en Japón, está considerado de mala educación. El viaje que hice a Japón hace unos años fue realmente interesante. Es un país tan diferente de España o de Europa, que no sé, es muy, muy interesante. Allí todo es diferente, bueno, no todo, pero muchas cosas las hacen de forma diferente, muy diferente a lo que hacemos en Europa o digamos en el mundo occidental y eso lo hace muy, muy  interesante. La verdad es que tengo ganas de volver. Tokyo me encantó. Es una de las ciudades más divertidas y más interesantes que he visto en mi vida.

Recuerdo que nunca me aburrí en Japón. ¿Sabes? Si vas a París, a Roma, a Nueva York o  a Londres o a Barcelona… pues, al fin y al cabo, al fin y al cabo, aunque haya costumbres un poco diferentes, aunque, no sé, aunque la comida sea un poco diferente, aunque los horarios sean diferentes, aunque la arquitectura sea también un poco diferente o muy diferente, vale, pero, al fin y al cabo no hay enormes diferencias. Las diferencias entre París y Londres, por ejemplo, o entre Barcelona y Nueva York, aunque son grandes, no son enormes. En el caso de Japón yo encontré diferencias enormes. Y eso hace el viaje por Japón muy interesante. Como digo, yo no me aburrí nunca. El simple hecho de salir por la mañana del hotel y pasear por la calle ya es divertido, todo es divertido porque todo es diferente. Lo que hace la gente, las tiendas, los sonidos, los mercados, la comida, los olores, las costumbres, la ropa, cómo van vestidos, los libros… todo, todo es diferente, todo es muy, muy diferente.

Recuerdo ese detalle. Lo leí en un libro, en una guía sobre Japón antes de ir, que los japoneses piensan que sonarse la nariz en público es de mala educación.

¡Ah, y reirse! Enseñar los dientes cuando te ríes también es de mala educación, al menos en el caso de las mujeres, creo. Desde entonces, desde que fui a Japón siempre que veo a una chica japonesa riéndose, me doy cuenta de que normalmente las chicas se cubren la boca cuando se ríen, de que muy a menudo se cubren la boca para no mostrar la boca abierta cuando se ríen.

No sé, a mí las diferencias entre culturas, las diferencias entre los modos de vida de unos países y otros, siempre me han parecido fascinantes. Si fuera más joven, quizás estudiara antropología, antropología cultural. Yo estudié Psicología en la universidad, pero si volviera a nacer, si volviera a ser joven, quizás estudiara Antropología.

En fin, es que eso es lo bonito de viajar, ¿no pensáis? Yo, la verdad, no viajo para ver museos o para ver este o aquel monumento. No. Me gusta viajar para ver qué hace la gente en otros lugares, qué costumbres tienen…

Siempre me ha llamado la atención este tema. Porque si tú no sales nunca de tu ciudad o de tu país, si no conoces el estilo de vida en otros lugares, si no sabes qué hace la gente más allá de las fronteras del país donde naciste, es un poco pobre, ¿no? Si no sales nunca de tu país, si no sabes qué hace la gente en otros países, lo más probable es que pienses que lo que se hace en tu país es lo mejor o el único modo posible de hacer las cosas.

Yo he conocido a muchas personas de España, por ejemplo, que no han salido nunca o casi nunca de España y que piensan que el mejor lugar para vivir es España, que donde mejor se come es en España, que las mujeres más guapas son las españolas, que los hombres más valientes son los españoles, que el vino español es el mejor del mundo, que nuestras playas son las mejores y las más bonitas, que nuestro sol es el que más calienta.

Yo mismo, tengo que reconocer, que era un poco así. Cuando vine a Inglaterra hace más de veinte años, prácticamente era la primera vez que salía de España y, bueno, para mí, España era lo mejor. No solo era lo mejor para mí, es que estaba convencido de que los ingleses también adoraban España y les parecía que España era el mejor país del mundo y estaban muy interesados en todo lo que pasaba allí… Luego, poco a poco, me di cuenta de que, para nada, de que a la mayoría no les interesaba mucho lo que pasaba en España; me di cuenta de  que a muchos no les gustaba nuestra gastronomía y la mayoría ni siquiera pensaba que España fuese el mejor del país del mundo. Para nada. ¡Fue una gran decepción!

Pero me sirvió para abrir los ojos, para salir mentalmente de España. Yo había salido físicamente, en avión, pero todavía tenía que salir mentalmente de España. Y eso tomó un poco más de tiempo. No es fácil. Cuando has crecido pensando que tu país, que lo que se hace en tu país es lo mejor, no es fácil aceptar la realidad de que en otros países la gente piensa lo mismo de sus propios países.

Ahora me parece todo un poco ridículo, un poco infantil, un poco ingenuo… ¿Pero por qué pensaba yo que España era el mejor país del mundo? Pues porque simplemente no había salido nunca de España.

Los países son grupos. Grupos que tienen reglas marcadas, una historia en común, unas tradiciones, una forma de ver la vida, unas costumbres… Y si no sales del grupo, si no ves lo que hacen en otros grupos, corres el riesgo de pensar que lo que se hace en tu grupo es lo mejor, que las costumbres de tu grupo, la forma de vida de tu grupo es la única posible o la mejor.

Menos mal que ahora se puede viajar al extranjero con más facilidad. Eso creo que ha ayudado. Eso creo que ha ayudado un poco a que la gente sea menos cerrada, a que se tengan menos estereotipos sobre los países, sobre las otras culturas.

Pero no sé. Por otro lado soy un poco pesimista en este aspecto porque si bien es cierto que se viaja mucho más que antes, que los vuelos, por ejemplo, son mucho más baratos que hace unos años, la realidad es que los viajes que se hacen normalmente son viajes muy cortos. Un fin de semana en Barcelona, por ejemplo, tres días en Londres, una semana en París… En tan poco tiempo es muy difícil darse cuenta de cómo es la gente de la ciudad o del país que estás visitando. Y además lo que se ve no es realmente el país, no es realmente la ciudad donde vive la gente real del país. La gente de Londres o de París o de Barcelona no vive en las zonas turísticas. Las zonas turísticas de las ciudades se han convertido en parques de atracciones, en lugares para divertirse, para pasarlo bien unas horas, para comprar un souvenir hortera, para emborracharse con cerveza barata, para ir de fiesta y hacer el loco unos días…  En fin, eso a mí no me parece muy enriquecedor. Viajar y conocer otras culturas me parece muy enriquecedor, pero hacer turismo de este modo, no sé, no estoy seguro de que sea el mejor modo para conocer cómo vive la gente en otros países.

Bueno, chicos, digo todo esto porque hace unos días conocí a una amiga de nuestra página y de nuestro podcast. Se llama Tomoko y desde aquí le mando un saludo.

Tomoko es una mujer de Japón que vino a Europa de vacaciones, pasó por Londres y quedamos un día para saludarnos. Fue muy interesante encontrarla. Recuerdo que antes de verla aquí en Londres, cuando caminaba a la cita, pensé “seguramente me hará un saludo japonés, me hará una reverencia, cómo se hace en japón”. Yo conozco a algunos japoneses que viven en Londres. De hecho, donde yo doy clase de español, en la universidad en la que trabajo, hay algunos profesores japoneses. Pero son personas que llevan muchos años viviendo aquí, en Londres, y, claro, han perdido las costumbres japonesas y ya no hacen reverencias. Se han acostumbrado al estilo occidental. Pero mientras caminaba hacia el encuentro con Tomoko, pensé, “seguramente Tomoko me va a saludar con una reverencia, seguro que se va a inclinar hacia mí. Ella vive en Japón y tiene esa costumbre”. Y así fue. Cuando me vio, me sonrió y me hizo una gran reverencia. Lo que me gustó muchísimo, la verdad.

Esto de las reverencias fue algo que también me llamó mucho la atención durante mi viaje por Japón. Todo el mundo me hacía reverencias, en el hotel, en el metro, en el autobús, en las tiendas…

Cuando la gente te hace tantas reverencias, hay que tener la cabeza fría para no pensar que eres una persona muy importante. Se siente uno como un rey, ¿no? Como alguien muy importante. Hay que mantener la cabeza fría para no creerse demasiado importante.

En fin, son detalles que me llamaban mucho la atención porque eran tan diferentes de lo que yo conocía, ¿no? De lo que yo estoy acostumbrado.

Pero fue genial, fue un viaje genial y tengo muchas ganas de volver. El único problema es que no entendía nada, no entendía nada de lo que decía la gente, no entendía nada de los carteles que había en la calle, no entendía la televisión, ni la radio… Es mucho mejor viajar a un país donde puedes hablar la lengua. Si no estás muy aislado, no entiendes bien qué pasa a tu alrededor…

De todas formas, aunque no hablo japonés, y aunque no tengo la intención por el momento de estudiar japonés, tengo muchas ganas de volver. Tengo muy buenos recuerdos.

Y estas ganas de volver a Japón creo que en parte me han surgido después de mi encuentro con Tomoko. Quién sabe, quizás algún día yo vaya a Tokyo y quede con ella allí. ¿Por qué no? Sería muy divertido, creo. Quizás ella me podría enseñar la ciudad y enseñarme un poco las costumbres del país.

Bueno, chicos, muchas gracias por escuchar el episodio de hoy de nuestro podcast. Recordad mi consejo: hay que viajar, hay que salir del país o de la ciudad donde uno ha nacido para conocer otras culturas, otras formas de ver la vida, para no creerse que su país, su país de origen, es el mejor y para no pensar que el modo de vida al que estás acostumbrado es el único posible.

En fin, espero vuestros comentarios. Decidme qué país os gustaría visitar, dónde os gustaría ir o dónde os gustaría volver y por qué.

Muchas gracias por escucharme. Os mando a todos un saludo, muy especialmente a Tomoko, que ya debe de estar de vuelta en Japón. Y nada más por hoy. Nos vemos, nos escuchamos aquí, la próxima semana, en ESPAÑOL CON JUAN.

¡Hasta la próxima semana!

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